Exponen lo más personal de la vida de Napoleón Bonaparte

Escrito por el 4 noviembre, 2013

Fotografía facilitada por el Museo Marmottan Monet, del “Retrato de Elisa Baciocchi”, princesa de Lucques, 1806, óleo sobre tela de Marie Guilhelmine Benoist, que forma parte de “Las hermanas de Napoleón”, una de las dos exposiciones sobre Napoleón Bonaparte.(Foto: EFE )

Casi dos siglos después de su muerte, el recuerdo de Napoleón impera en París con dos exposiciones sobre la vida de sus hermanas y la casa donde vivió junto a su esposa Josefina

osiciones sobre los aspectos más personales del emperador de Francia: la vida de sus hermanas y la casa donde vivió junto a su esposa Josefina.

Las muestras “Las hermanas de Napoleón” , en el Museo Marmottan Monet, y “Josefina y Napoleón. La casa de la calle de la Victoria” , organizada en el Château de la Malmaison, permiten conocer mejor a Napoleón I (1769- 1821) , general, cónsul y luego emperador de Francia y rey de Italia hasta su segundo exilio en la isla de Santa Helena, donde falleció.

Por un lado, la Malmaison, residencia de verano de Josefina y Napoleón, evoca hasta el 6 de enero la casa cercana a la Ópera de París en la que vivieron durante los primeros años de matrimonio, entre 1796 y 1799, y que fue derruida en 1857, en la época de Napoleón III, para abrir una nueva calle.

La residencia, una elegante construcción rodeada de jardines que preservaban la intimidad, fue adquirida por Josefina, “que no disponía de mucho dinero y vivía de préstamos” en una estrategia de ascenso social, según explicó a Efe el comisario de la exposición, Christophe Pincemaille.

La vivienda estaba situada en el barrio más de moda de la época, frecuentado tanto por hombres de negocios como por artistas, lo que permitió a Josefina codearse con los dirigentes del Directorio y enamorar al general Bonaparte.

Una vez casados y tras volver de la campaña de Egipto, Napoleón preparó en el despacho de esta casa el golpe de estado que lo encumbró al poder en 1799.

La exposición de la Malmaison reconstruye por primera vez en un vídeo el jardín y los interiores de la residencia, al tiempo que muestra planos de la vivienda y algunos de sus muebles.

De estilo neoclásico y líneas puras, su interior se organizaba en torno a un gran salón y estaba decorada siguiendo las últimas tendencias, con murales en las paredes y muebles de caoba y ébano.

Los cuadros que adornaban la casa llevaban la firma de algunos de los artistas más prestigiosos de la época, como Girodet y Gérard.

Paralelamente a la carrera política y militar de su hermano, Elisa, Paulina y Carolina Bonaparte conquistaron a través de la cultura las cortes de Florencia, Roma y Nápoles, donde ejercieron un mecenazgo en el teatro, la música y la moda.

Los salones del museo Marmottan Monet recrean ahora y hasta el 26 de enero su vida gracias a 140 obras, entre cuadros, esculturas, muebles y joyas, que reflejan la pasión por el arte y el estilo de vida lujoso que caracterizó a las hermanas Bonaparte y princesas de Italia.

La mayor, Elisa, fue proclamada por Napoleón princesa de Pimbino y de Lucques, gran duquesa de Toscana y representante del emperador en Italia.

Antes había vivido junto a su marido, el oficial del ejército francés Félix Baciocchi, en París donde recibía tanto a personalidades del Antiguo Régimen que volvían del exilio como a nuevas caras del futuro sistema político.

La segunda, Paulina, marcada por su gran belleza, se casó tras quedarse viuda con el príncipe italiano Camillo Borghèse y vivió entre París y Roma.

La pequeña, Carolina, que recibió una educación refinada en un internado cercano a París, se casó con el general Murat, afín a Napoleón, y después de una larga estancia en París se instaló en Nápoles, donde el matrimonio reinó entre 1808 y 1815, intentando en vano mantener la independencia política frente a su hermano.

Con la caída del imperio napoleónico, la suerte de las hermanas varió y Elisa se retiró junto a su familia en el norte de Italia, mientras que Carolina pasó a ser condesa de Lipona y vivió entre Austria e Italia.

Las hermanas Bonaparte, que con su mecenazgo cultural contribuyeron a la unidad de las provincias del imperio, estuvieron muy marcadas por Napoleón, quien incluso desde su exilio les escribía cartas dándoles consejos.


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