¡Ya encontramos el punto G! Pero sería mejor volver a perderlo

Escrito por el 2 diciembre, 2013

Ian Kerner, consejero sexual y autor de best sellers del New York Times, escribe un blog de sexo semanal en The Chart, lee más acerca de él en su página, GoodInBed.

La búsqueda del Punto G es el equivalente sexual a tratar de encontrar un OVNI: cada año hay un estudio confirmando o negando la existencia de esta pequeña área en la vagina que, en distinta intensidad, es una fuente de placer para las mujeres.

No es el potencial del placer de esta área la que está en duda, sino si el punto G es una entidad anatómica independiente o, de manera controversial, si es parte de una estructura mayor.

“El punto G ha sido tan difícil de identificar debido a que se refiere más a un cambio psicológico, como comer u orinar, que a una estructura anatómica como un pezón”, dijo el doctor Irwin Goldstein, editor en jefe de la publicación especializada The Journal of Sex Medicine, luego de haber publicado un estudio en 2010.

La terapeuta sexual Madeleine Castellanos dice que deberíamos pensar en el punto G “como una fresa cubierta con chocolate. La delgada capa de chocolate en la superficie es como el área suave de la vagina es la que se conoce como el punto G, pero es en verdad la fresa que está debajo lo que le da sustancia (que en este caso es el tejido eréctil que se llena de sangre cuando una mujer es estimulada y provoca que el punto G sea más prominente y visible)”.

Pero un estudio publicado en 2012 en The Journal of Sex Medicine asegura que el punto G es ciertamente una estructura anatómica independiente. Como argumento para la investigación, el doctor Adam Ostrzenski, del Instituto de Ginecología de San Petersburg, en Florida, Estados Unidos, realizó una “disección de las paredes vaginales, estrato por estrato”, en el cadáver de una mujer de 83 años.

Pero, ¿puede hacerse una conclusión definitiva con un solo cadáver estudiado?

Debby Herbenick, una investigadora de la Universidad de Indiana, asegura que no: “Solo porque una entidad anatómica fuera encontrada en un cadáver no significa que eso sea el punto G. No sabemos mucho sobre si esta parte fue identificada o si ella alguna vez sintió placer al estimular esa parte de su vagina”.

Y de acuerdo con la consejera sexual Emily Nagoski, “los genitales de las mujeres varían de una a otra, en tamaño, forma, funcionalidad. Estas variables son las que han dificultado el poder probar algo sobre la existencia del punto G. El punto G varía de una mujer a otra, y pueden cambiar a lo largo de la vida”.

El doctor Ostrzenski dice que este estudio “puede acercarnos a un mejor entendimiento sobre cómo funciona la sexualidad femenina”.

David Matlock desarrolló una inyección llamada “dosis G”, que temporalmente dilata el área del punto G, lo que supuestamente aumenta el placer durante la actividad sexual.

Pero Herbenick asegura que muchos de estos procedimientos se basan en poca información publicada. “Sabemos muy poco acerca de los riesgos, beneficios o complicaciones”.

¿Y qué hay del hecho de que muchas mujeres inconsistentemente alcanzan el orgasmo solo con la penetración y generalmente necesitan de estimulación del clítoris para tener un orgasmo?

“Tengo un profundo temor de que las revistas femeninas vayan a asegurar que las mujeres ya no tienen excusa para no tener un orgasmo vaginal, cuando sabemos que sólo entre 25 y 30% de las mujeres tienen orgasmos solo con la penetración vaginal”, explicó Nagoski.

Así que ahora que hemos encontrado el punto G, tal vez deberíamos de perderlo de nuevo. O al menos disfrutarlo, sin preocuparnos sobre lo que es o no es.

Nota del editor: Este texto fue publicado originalmente en el blog El sexo y tú.


Opiniones

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *



[No hay estaciones de radio en la base de datos]