Amor romántico vulnera a mujeres: expertas

Escrito por el 16 febrero, 2014

Las mujeres buscan el amor ya no como un fin, sino como una etapa más en su vida; el incremento de su actividad en diversos ámbitos ha transformado las relaciones amorosas 

A Cristina siempre le han dicho que amar es lo más importante en la vida y que debe buscar una pareja pues ella, por sí sola, no es nada.

“A mi familia le es difícil aceptar que no busco a un esposo y mucho menos que me quiero casar, al menos no es lo más importante en este momento de mi vida. No les hablo de mis relaciones abiertas con otras mujeres y hombres, para ellos estoy en una etapa, dicen que al final buscaré los mismo que ellos: una familia”.

Cada vez son más las mujeres que consideran al amor como una etapa más en su vida y no la finalidad de ésta, enfocándose ahora en su propia individualidad. Cuestionan el amor que consiste en la pareja monogámica y heterosexual, basada la mayoría de las veces en la dependencia, inseguridad, ausencia de la libertad y el enclaustramiento mutuo.

Para la antropóloga y académica, Marcela Lagarde de los Ríos, el amor no es universal, ya que no se vive de la misma forma tanto en hombres como en mujeres. De forma errónea -describe- se tiende a pensar que las normas en el amor, la moral y la sexualidad son naturales en todas las personas. “A las mujeres se nos educa para amar”, critica la experta.

“Hay una norma para la elección amorosa que hemos aprendido, no sabemos cómo, pero está interiorizada. La educación amorosa de las mujeres implica el anhelo de romper los límites entre nosotras y la otra persona.”

Y explica que “la fantasía es que la pareja rompa también sus propios límites para fundirse con nosotras; por lo tanto, el amor romántico plantea una simbiosis. Se construye una dependencia vital que se traduce como amar, y lograr que el otro dependa vitalmente se convierte en un anhelo de las mujeres”.

Amor y estatus

Marcela Lagarde advierte que las desigualdades económicas y sociales influyen en las relaciones amorosas.

 Los hombres son cada vez menos indispensables para la provisión económica y una gran parte de las mujeres ya no busca un estatus al elegir sus relaciones.

Aunque el amor muchas veces se convierte en la vía para acceder a bienes económicos y prestigio -lo que se opone a la identidad y a la condición moderna que define a las mujeres como seres independientes, autónomos y libres- esto de hecho ha cambiado.

El incremento de la actividad de las mujeres en los ámbitos laboral, social y político ha transformado las relaciones amorosas.

Los hombres son cada vez menos indispensables para la provisión económica y una gran parte de las mujeres ya no busca un estatus al elegir sus relaciones, lo que genera nuevos roles de pareja.

¿Igualdad o equidad?

En sus relaciones, las personas suelen creer que si se aman mutuamente se tornan seres iguales entre sí. Se confunde cariño y afecto, y se crea, a través del amor, un velo de igualdad. Es hasta muchos años después que nos damos cuenta cuan desiguales somos en la relación de pareja.

Marcela Lagarde advierte que “no podemos aspirar a la igualdad, pero se puede lograr equidad en el amor”.

El peligro del modelo romántico de igualdad, señalan especialistas, está en que los hombres y mujeres que asumen sus privilegios de género dentro de la pareja, someten a sus compañeros o compañeras a diversas humillaciones, tanto físicas como verbales.

El maltrato que soportan las mujeres es mayor cuando mayor es la dependencia afectiva y económica, y su capacidad de auto sacrificio, advierten.

La doctora en antropólogía Magali Barravil señala que la sociedad presiona a las mujeres a pertenecer a un vínculo amoroso heterosexual como mandato cultural para ser reconocidas. Cuando se presenta violencia en la pareja, esto empieza bajo el disfraz del amor romántico a través de celos, posesividad o codependencia.

“El discurso romántico ha servido para aprisionar a las mujeres en relaciones abusivas, algunas de ellas no pueden salir del círculo de violencia por temor a estar solas, ante la pérdida de identidad de su espacio autónomo”, señala.

“Creo que debemos de resignificar al amor y entender que el amor verdadero parte del amor primordial hacia nosotras mismas, es importante construir espacios propios para después compartirlos desde la equidad”.

Y sentencia que “las relaciones íntimas se pueden transformar y hacerlo es de las cosas más revolucionarias que se puedan hacer”.

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